Cómo elegir la calabaza perfecta en el súper (y que no te salga insípida)
Trucos prácticos
Trucos fáciles para acertar al comprar calabaza y que siempre sepa dulce

La calabaza es la reina del otoño y el invierno (aunque también hay variedades de verano). Cremas, guisos, bizcochos, purés… ¡Es que parece que sirve para todo! Y lo mejor, es que está buenísima, por lo menos casi siempre. ¿A quién no le ha pasado comprar una calabaza preciosa por fuera, cocinarla con toda la ilusión y que resulte insípida?
Elegir una buena calabaza no es cuestión de suerte. De hecho, existen señales muy fáciles de identificar que nos ayudan a saber si está en su punto y si será dulce y sabrosa antes incluso de abrirla o cocinarla. Solo hay que aprender a mirar bien el color, la textura y hasta el sonido, al igual que hacemos con la sandía o el melón.
No te pierdas cómo elegir una buena calabaza en el supermercado, qué tipos son mejores para cada estilo de plato y cómo conservarla para que dure más tiempo. ¡Vamos allá!
Cómo elegir la calabaza perfecta
Lo primero es fijarse en el aspecto exterior de la hortaliza. No todas las calabazas que parecen bonitas por fuera tienen buen sabor y lo mismo en el caso contrario, no todas las que tienen un aspecto defectuoso significa que estén malas.
Hay trucos que nunca fallan para distinguir una calabaza dulce de otra insípida. Estos son los tres imprescindibles: vista, tacto y oído.
Observa el color de la piel de la calabaza
Una calabaza lista para comer debe tener un color uniforme y mate. Si observas que la piel todavía brilla demasiado o que está verdosa, probablemente es que no ha madurado bien.
El color es una muy buena pista: Cuanto más intenso sea su tono naranja o anaranjado, más dulce será su carne.
Como truco extra en cuanto al aspecto de la calabaza: comprueba el tallo. Si está seco y duro, es buena señal; no obstante, si está verde o blando, mejor descártala, puede que haya sido cosechada antes de tiempo.
Comprueba el peso de la calabaza
Un truco que parece instintivo, pero pocas tienen en cuenta a la hora de comprarla: la calabaza debe sentirse pesada para su tamaño. Esto significará que la pulpa está jugosa y densa.
Si, por el contrario, al levantarla la notas demasiado ligera, puede que esté seca por dentro; seca e insípida.
Golpea suavemente la calabaza
Y como tradicionalmente nos han enseñado con otras frutas, llaga el momento de los golpecitos.
En caso de la calabaza, al darle un ligero golpecito con los nudillos, debe sonar hueca. Ese sonido será señal de que está en su punto justo de maduración. Si suena maciza, probablemente dicha calabaza aún está verde y no tenga sabor.
Qué calabazas comprar según el uso
No todas las calabazas saben igual ni sirven para lo mismo. Existen muchos tipos y cada variedad cuenta con sus características que conviene conocer (por lo menos un mínimo) antes de ponernos a cocinarlas sin tener en cuenta la receta y el resultado que esperamos de ella.
Calabaza butternut (o cacahuete)
Es la más popular en España. Su forma alargada y piel lisa hace que sea sencillo el pelarla. Su carne es dulce y cremosa, por lo que resulta ideal para cremas y purés.
Además, tiene pocas semillas, lo que la hace muy práctica y cómoda a la hora de prepararla para cocinar.
Calabaza potimarrón
De origen francés, tiene un sabor más intenso que llega a recordar ligeramente al de la castaña. Esta variedad resulta perfecta para asarla al horno o incluso para preparar postres con ella. Como ventaja, su piel es fina y se puede comer, por lo que nos ahorramos el pelarla. ;)

Calabaza cucúrbita máxima
Estas calabazas son grandes y vistosas, como las que solemos ver en Halloween. Aunque dentro de las que pueden englobar este tipo de calabaza no todas son igual de sabrosas, las variedades seleccionadas para consumo suelen tener una pulpa dulce y de textura firme.
Resultan perfectas para preparar guisos contundentes, sopas y también para asarlas al horno. Así que, si vais a decorar una calabaza para Halloween, ¡ya sabes cómo aprovecharla antes de que se ponga mala!
Calabaza vasca o de Mallorca
Menos conocida fuera de sus regiones de origen, pero muy valorada en sus zonas, esta calabaza alargada y de piel verde o rayada se distingue por una carne anaranjada, muy sabrosa y versátil.
En el País Vasco, por ejemplo, se utiliza mucho en repostería, especialmente en bizcochos y tartas. Mientras tanto, en Mallorca es protagonista de platos tradicionales como la coca de carabassa, lo que sería (para las que no lo conozcáis) como si fusionásemos el bizcocho de calabaza y la coca de llanda en un mismo postre.
Calabaza spaghetti
Una de las variedades más curiosas y que, si tienes la opción, te animamos a probarla. Al cocinar este tipo de calabaza, su pulpa se deshilacha en forma de hilos que recuerdan a la pasta que le da nombre, ¡a los espaguetis! Es una opción curiosa para sustituir los espaguetis en recetas más ligeras, sanas y, desde luego, originales.

Señales de que una calabaza no es buena
Te hemos enseñado a distinguir la calabaza más sabrosa, pero también conviene saber detectar la que no está buena para descartarlas como opción.
Antes de comprar la calabaza, revísala bien para comprobar si presenta golpes, zonas blandas o manchas oscuras. Esto indicaría que la calabaza está empezando a estropearse. Tampoco conviene elegir las que tienen la piel demasiado brillante, como comentábamos antes, ya que suelen ser menos dulces.
Otro detalle que también comentábamos antes, pero no está de más recordarlo: si el tallo está aún verde o blando, es posible que hayan cosechado esa calabaza demasiado pronto. Es mejor optar por una con el tallo seco y duro.
Cómo conservarla en casa
Una calabaza entera puede durar semanas en un lugar fresco, seco y ventilado. Pero una vez cortada, lo mejor es guardarla en la nevera envuelta en film y consumirla en unos 4-5 días. Si no tienes previsto usarla pronto, también puedes trocearla y congelarla.