Receta para impresionar
Carpaccio de gambas, una receta fácil y fresca ¡lista en 10 minutos!
Receta fácil, paso a paso, ideal para sorprender con un entrante gourmet y ligero

El carpaccio de gambas es de esos platos que parecen sofisticados, pero que en realidad son muy fáciles de hacer si tienes buen producto y un poco de mimo. Es una forma perfecta de empezar una comida elegante: ligero, fresco y con ese sabor marino sutil que conquista desde el primer bocado.
Como el carpaccio original el que nació en Venecia en los años 50 con finas láminas de ternera cruda, esta versión sigue la misma idea: producto crudo, cortado muy fino (o, en este caso, aplastado), y acompañado por un aliño que realce el sabor sin taparlo. Hoy en día hay carpaccios de todo: de pescado como el carpaccio de bacalao, verduras como el carpaccio de calabacín, frutas como el carpaccio de sandía... aunque el de gambas tiene un encanto especial.
Perfecto para empezar una comida con buen pie: fresco, elegante y muy fácil de disfrutar.
Índice de contenidos
Ingredientes

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250 gramos de gambas rojas
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3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
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1 lima
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pimienta negra molida
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1 ciruela
-
cebollino
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sal en escamas
Raciones
2
Coste
Medio
Dificultad
Fácil
Preparación
15 m
Tiempo total
15 m
Informacion nutricional
Valor nutricional (*por ración)
Cantidad | % | |
---|---|---|
Energía | 209,12 kcal | 10,46% |
Proteína | 26,25 g | 35% |
Grasa total | 11,61 g | 14,86% |
Grasa saturada | 1,4 g | 7,66% |
Grasa polisaturada | 1,61 g | 14,64% |
Grasa monosaturada | 6,67 g | 15,16% |
Colesterol | 187,5 mg | 62,5% |
Sal | 1,8 g | 36% |
Sodio | 0,45 g | 0,02% |
Calcio | 150 mg | 12,5% |
Yodo | 112,5 mcg | 75% |
Hierro (hombres) | 2,5 mg | 25% |
Hierro (mujeres) | 2,5 mg | 13,89% |
Alérgenos

Paso a paso
Comienza retirando las cabezas de 250 g de gambas rojas. Luego, pélalas con cuidado y extrae la tripa con la ayuda de un palillo para dejarlas completamente limpias. Reserva las cabezas por un lado y las gambas peladas por otro.

Coloca una hoja de papel film sobre una superficie limpia. Distribuye las gambas peladas encima, dejando algo de espacio entre ellas, procurando formar un círculo con su disposición. Cubre con otra lámina de papel film hasta taparlas por completo.

Con el fondo de una sartén (u otro objeto plano y pesado), presiona suavemente sobre las gambas hasta formar una lámina fina y compacta. Idealmente, busca que tenga forma redonda, aunque no es esencial. Cuando esté listo, guarda el carpaccio en el congelador mientras preparas la vinagreta.

En un cazo pequeño, calienta 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Añade las cabezas reservadas y saltéalas durante un minuto, aplastándolas con una cuchara para extraer todos sus jugos. Luego, cuela el contenido y deja enfriar la salsa resultante.

En un bol, mezcla la salsa de las cabezas con el zumo de 1/2 lima y 1 cucharada más de aceite de oliva virgen extra. Añade un poco de pimienta negra recién molida y bate hasta emulsionar.

Saca el carpaccio del congelador y retira cuidadosamente el papel film. Colócalo en un plato. Pica finamente un poco de ciruela y mézclala con ralladura de lima. Reparte pequeños montoncitos de esta mezcla sobre el carpaccio, añade la vinagreta de gambas y unas gotas más de zumo de lima.
Sirve bien frío, acompañado de tostadas finas o pan crujiente.

Consejos y trucos
Para hacerlo bien, lo más importante es la gamba. Nosotros elegimos gamba roja, que tiene un sabor suave, algo dulzón, y una textura increíble. Si puedes conseguirla fresca, mejor que mejor. La técnica consiste en pelarlas, quitarles la tripa, y prensarlas entre dos papeles hasta que queden como un tapiz fino y uniforme.
Luego viene el aliño, que tiene que ser suave. Nosotros usamos un poco de zumo de lima, pero muy poco, solo para dar un toque de frescor sin ocultar el sabor de la gamba. Como tiene ese punto dulce natural, le va muy bien un contraste ácido y un toque afrutado. Puedes jugar con frutas como mango, frambuesa, granada o mandarina, que combinan genial con el marisco crudo, en nuestro caso usamos la ciruela, que contrasta muy bien también en nuestra receta.
Y para terminar, un chorrito de aceite de oliva virgen extra suave, un poco de sal en escamas y, si quieres, unas hojitas frescas para decorar. El resultado es un plato bonito, delicado, que sorprende sin necesidad de complicarse.
Aunque las gambas rojas aportan un sabor intenso y delicado, también puedes hacer el carpaccio con gambas blancas, langostinos o incluso gambones. Lo importante es que el marisco esté fresco o bien descongelado para asegurar una textura suave y agradable.
Puedes usar gambas congeladas sin problema. Eso sí, descongélalas lentamente en la nevera (unas 12 horas antes) para que conserven su estructura. Evita usar el microondas o agua caliente, ya que cambia la textura y puede afectar el sabor final.
Usar las cabezas para hacer la vinagreta le da al plato un sabor más intenso, profundo y marino. Sin embargo, si prefieres algo más suave o no tienes las cabezas, puedes hacer una vinagreta clásica con aceite, cítricos y especias, que también queda deliciosa y más ligera.
La ciruela le da un toque dulce y fresco, pero puedes variar y usar otras frutas que contrasten con el sabor del marisco como el mango, la naranja o la granada.
Unos brotes de rúcula, germinados de rábano o alfalfa le dan al carpaccio un toque crujiente y fresco, además de aportar color y elegancia al plato. Perfectos para una presentación gourmet.
Una de las grandes ventajas del carpaccio es que lo puedes tener listo con horas de anticipación: montado y congelado. Solo necesitas sacarlo unos minutos antes de servir y aliñarlo justo al final, para que el marisco mantenga su frescura y textura perfecta.