Kéfir: qué es, beneficios y cómo se toma

Alimentación y nutrición

Una bebida fermentada con siglos de historia y muchos beneficios para tu salud

Kéfir
Kéfir

El kéfir es mucho más que un yogur casero: es un probiótico natural que mejora la salud digestiva, refuerza el sistema inmunológico y que, además, ¡se puede preparar fácilmente en casa!

Cada vez más más popular y es que, no dejamos de verlo mencionado en los alimentos que recomiendan los nutricionistas en sus videos en redes. No obstante, sabemos que muchas personas, incluso agregándolas a la cesta de la compra, no saben exactamente lo que están comiendo.

De hecho, ¿sabías que existe una versión de kéfir de leche y otra de agua? Si nunca has oído hablar de él o no tienes claro qué es o para que sirve el kéfir, ¡este artículo es para ti!

¿Qué es el kéfir y de dónde proviene?

El kéfir es una bebida fermentada, elaborada a partir de leche o agua azucarada y que contiene una combinación de bacterias y levaduras beneficiosas para nuestra salud.

Esta fermentación se consigue gracias a unos gránulos llamados nódulos o cultivos de kéfir, parecen pequeños racimos de coliflor (te dejamos a continuación una imagen de ellos). Durante el proceso de fermentación, los azúcares se transforman en ácido láctico, dióxido de carbono y alcohol en pequeñas cantidades, dando lugar a una bebida ligeramente efervescente.

Cultivos de kéfir de leche
Cultivos de kéfir de leche

Se cree que su origen está en las montañas del Cáucaso, donde durante siglos se ha consumido el kéfir como un alimento saludable. Hoy en día, se consume el kéfir prácticamente por todo el mundo. Y, es más, en muchos hogares españoles sabemos que ya se prepara ¡de forma artesanal!

Además de ser muy versátil, también tiene un perfil nutricional de lo más interesante: es bajo en lactosa (en el caso del de leche), aporta proteínas, vitaminas del grupo B, calcio y una gran variedad de microorganismos beneficiosos para la flora intestinal.

Tipos de kéfir

Existen dos tipos de kéfir y, efectivamente, no son iguales. Aunque ambos son probióticos, existen diferencias claras entre el kéfir de leche y el de agua. Elegir uno u otro dependerá de tus preferencias personales, tus necesidades nutricionales o, por ejemplo, del tipo de dieta que sigas, como la vegana.

Kéfir de leche

Es el más popular y el más sencillo de encontrar. Se elabora con leche (puede ser de vaca, cabra u oveja) y gránulos de kéfir. Tras fermentar unas 24 horas a temperatura ambiente, el resultado es una bebida cremosa, ácida y con una textura similar al yogur líquido.

Resulta ideal para tomar solo, incluirlo en batidos o combinarlo con frutas y cereales. Como contiene menos lactosa que la leche original, por lo que muchas personas con intolerancia leve lo pueden tomar sin problema (depende el caso, claro).

Kéfir de agua

En el caso del kéfir de agua, se fermenta agua con azúcar, fruta deshidratada y los llamados gránulos de kéfir de agua, que son diferentes de los de leche. El resultado es una bebida ligeramente dulce, efervescente y muy refrescante.

Esta versión del kéfir es perfecta para quienes evitan los lácteos, siguen una dieta vegana o simplemente prefieren una alternativa más ligera a la de leche. Puedes darle más sabor con limón, jengibre, higos secos o dátiles. ¡A tu gusto!

Beneficios del kéfir

El kéfir se ha convertido en un imprescindible en muchas cocinas por sus beneficios nutricionales y ventajas en cuanto a la salud digestiva, pero también tiene otros efectos positivos en la salud. ¿Para qué es bueno el kéfir?

  • Mejora la flora intestinal al ayudar a mantener el equilibrio de las bacterias buenas en el intestino.
  • Fortalece el sistema inmunológico al mantener un intestino sano, ya que se refuerzan también nuestras defensas.
  • Es digestivo y saciante, ideal para desayunos o meriendas ligeras.
  • Aporta calcio y proteínas. En el caso del kéfir de leche, es una buena fuente de nutrientes esenciales.
  • Puede tener efectos antiinflamatorios y antioxidantes según algunos estudios preliminares.

Cómo hacer kéfir casero

Si te animas a prepararlo tú misma, no necesitas mucho más que los gránulos de kéfir (que se pueden conseguir por internet) y un poco de paciencia. Te explicamos cómo preparar ambos tipos.

Cómo preparar kéfir de leche

  1. Añade 1 o 2 cucharadas de gránulos a un tarro de cristal con 500 ml de leche.
  2. Cubre con una gasa o tapa, pero sin cerrar herméticamente.
  3. Deja fermentar 24 horas a temperatura ambiente.
  4. Cuela los gránulos con un colador de plástico (reserva ambas partes).
  5. Guarda el líquido resultante en la nevera y reutiliza los gránulos para el siguiente bote de kéfir que prepares.
Cómo hacer kéfir en casa
Cómo hacer kéfir en casa

Cómo preparar kéfir de agua

  1. Disuelve 3 cucharadas de azúcar en un litro de agua sin cloro (importante).
  2. Añade los gránulos de kéfir de agua, junto con un par de higos secos o pasas y una rodaja de limón.
  3. Cubre el tarro con una gasa o tapa (sin cerrar herméticamente) y deja fermentar de 24 a 48 horas.
  4. Cuela el contenido y reserva tanto el líquido como los gránulos.
  5. Guarda en la nevera el líquido y utiliza los gránulos en la siguiente tanda de kéfir de agua que vayas a preparar.

Cómo comer kéfir

El kéfir es muy versátil y puede consumirse de muchas formas diferentes. Aquí van algunas ideas fáciles de cómo lo utilizamos nosotras en nuestro día a día:

  • Solo, como sustituto del yogur.
  • Mezclado con frutas y semillas.
  • En batidos con plátano, frutos rojos y avena. ¡Queda muy rico!
  • Como base para salsas frías o aderezos (tipo tzatziki).
  • Para marinar carnes o pescados.
  • En recetas de repostería sustituyendo el yogur.
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