¿Lavas el pollo antes de cocinarlo? Podrías estar poniendo en riesgo tu salud

Seguridad alimentaria

Cómo cocinar el pollo de manera segura y sin perder sabor

Limpiar el agua con pollo
Limpiar el agua con pollo

Puede sorprenderte o parecerte algo muy común, pero durante generaciones, el lavar el pollo crudo bajo el grifo ha sido una práctica casi instintiva en muchas cocinas del mundo.

A nosotras, nos sorprende, aunque es algo que hemos venido viendo en TikTok y otras Redes Sociales y, visto el debate que suele crearse en los comentarios, nos vemos obligadas a aclarecer este tema, por seguridad y vuestra salud.

Lo que puede parecer higiénico a ojos de muchas, es en realidad una acción peligrosa que puede aumentar las probabilidades ¡de intoxicación alimentaria! Tal y como os lo contamos, diversos estudios y organizaciones de salud pública han advertido que este hábito doméstico puede esparcir bacterias dañinas por toda la cocina sin que lo notes.

La carne cruda de ave, en particular, es una de las más delicadas en cuanto a contaminación microbiana. De hecho, es uno de los puntos inflexivos que nos llevan a cuestionar el material de nuestra tabla de cortar y el cómo se recomienda el tener una exclusivamente para el pollo y otras aves.

Aunque parezca contradictorio, la mejor forma de limpiar el pollo no es con agua y, por supuesto, tampoco jabón, sino que simplemente se hace a partir del calor.

Cocinar el pollo a la temperatura adecuada es el único método seguro para eliminar bacterias como la Salmonella o el Campylobacter, dos de los más comunes que pueden estar presentes en la superficie del pollo crudo.

Si eres de las que lavan el pollo, quédate, por favor, que vamos a explicarte y argumentarte por qué dejar de hacerlo podría ser una de las decisiones más saludables que puedas tomar.

El riesgo invisible de lavar el pollo

Al lavar el pollo crudo bajo el grifo, más que limpiar, esparce las bacterias. Las salpicaduras, esas pequeñas gotas de agua, pueden ir cargadas con microorganismos que llegarán ¡hasta a un metro de distancia! Pueden caer sobre utensilios, platos, tablas de cortar, trapos de cocina e incluso sobre otros alimentos que se encuentren cerca en el momento, como frutas o vegetales que tengas por ahí.

Este fenómeno se conoce como la famosa contaminación cruzada y es, precisamente, una de las principales causas de enfermedades transmitidas por alimentos.

Cortar la pechuga de pollo
Cortar la pechuga de pollo

La bacteria Campylobacter, por ejemplo, es la responsable de millones de casos de gastroenteritis cada año. Apenas unas cuantas células de esta bacteria pueden causar vómitos, diarrea, fiebre y dolor abdominal. Si llegan a superficies o alimentos que no cocinaremos, como las frutas o ciertas verduras u hortalizas, por ejemplo, podemos llegar a ingerirlas de la manera más sencilla e insospechada.

Además, cabe recalcar que lavar el pollo (con agua, jabón u otros) no elimina las bacterias, simplemente las mueve de un lugar a otro. Lo único que acaba con dichas bacterias son las altas temperaturas, es decir, al cocinarlas.

Así que una vez salpicado, aunque se enjuague con ganas o se seque después con un trapo, el daño ya puede estar hecho.

Entonces, ¿qué hago con el pollo crudo?

La forma correcta de preparar y manipular el pollo crudo empieza en el mismo momento en el que lo sacamos de su empaque. Debemos manipularlo con cuidado y colocarlo directamente en una tabla de cortar, esa designada sólo para carnes.

Si hay demasiado líquido en el paquete o papel y consideras que está demasiado húmedo, siempre puedes secarlo con papel absorbente (tíralo una vez usado), pero no utilices agua.

Después de manipular el pollo o cualquier tipo de ave o carne, es importante lavarse bien las manos con agua y jabón (durante mínimo 20 segundos), así como también es esencial limpiar con desinfectante cualquier superficie que haya estado en contacto con él (tablas, cuchillos o cualquier otro utensilio).

Muslos de pollo en sartén
Muslos de pollo en sartén | Sonia Mas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en la importancia de la higiene en caso de estar en contacto con este tipo de alimento crudo: «Si se ha estado preparando ciertos alimentos crudos, tales como pescado, carne o pollo, habrá que lavarse de nuevo antes de manipular otros productos alimenticios».

El siguiente paso fundamental es cocinarlo adecuadamente. Lo ideal es asegurarnos de que el pollo alcance una temperatura interna de al menos 75°C. Esta es la única garantía real de que cualquier bacteria peligrosa se elimine y no resulte un riesgo.

Un termómetro de cocina en estos casos resulta de lo más útil si quieres asegurarte por completo.

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