Trucos para hacer unas torrijas más cremosas todavía
Las torrijas perfectas

Las torrijas son uno de los dulces más valorados de nuestra gastronomía tradicional y ¡no son para menos! Tan sencillas y cremosas, con un fresco y ligero aroma a limón y el toque inconfundible de la canela resultan irresistibles.
Las hacía nuestras abuelas en Semana Santa y Carnavales, las hacen nuestras madres y ahora es nuestro turno para aprender todos sus trucos para conseguir que nos queden con el mismo punto cremoso que a ellas.
Como en toda receta de cocina, la clave de un buen resultado está en la paciencia y el preparar los platos con calma. Como bien nos enseñaros de pequeñas, las prisas no son buenas y ¡qué razón llevaban!
Si queremos unas torrijas de leche caseras que resulten tan cremosa y jugosas como las de la receta de la abuela, no existen trucos de magia, es cuestión de tiempo y mimo. Ahora lo entenderéis. ;)
Trucos para unas torrijas perfectas
Son 3 las claves para hacer unas torrijas que nos transporten directamente a la infancia. Conseguir ese resultado ligeramente crujiente por fuera y tan cremoso en la miga depende de tres aspectos: el pan, el tiempo de reposo y cómo las freímos.
Pan duro de hace dos días
Hoy en día podemos comprar panes de torrija creados en específico para hacer este postre. Los hay en los supermercados y en las panaderías, siendo, obviamente, las versiones menos industriales de panadería las mejores opciones.
Aun así, para conseguir el resultado de toda la vida en nuestras torrijas caseras, la clave está en el pan duro que nos haya sobrado.
Las torrijas nacen como una receta de aprovechamiento y, más allá del objetivo de no tirar el pan que nos haya sobrado, la verdad es que, que haya perdido la humedad es un punto más importante de lo que parece en el resultado final.
Necesitamos el pan duro de hace dos o tres días en concreto, lo suficiente para que se haya secado y podamos rehidratarlo con la leche infusionada.
El mejor pan para hacer torrijas
Evita a toda costa el pan de molde y el de chapata. Mientras que el primero es demasiado blando y airoso, el segundo es demasiado duro como para que quede cremoso.
El pan de barra, el pan de torrijas que os comentábamos antes o el pan candeal (compacto y con poca humedad) serán las mejores opciones.
En caso del pan candeal, al contener menos humedad, no hace falta esperar dos días mínimo, sino que con uno, ya estará en el punto perfecto para hacer torrijas con él.

El tiempo del pan en leche
Estamos acostumbradas a que hoy en día todo sea rápido y obtener todo al instante. Pues esto resulta ser el peor enemigo para unas buenas torrijas.
Para conseguir una torrija suave, cremosa y que destaque por su jugosidad deberá empapar en la leche por lo menos ¡durante una hora!
Nada de unos pocos minutos o un vuelta y vuelta, no. De este modo, sólo conseguiríamos el resultado de una tostada francesa que la de una auténtica torrija.
El pan debe empapar en la leche infusionada con limón y canela hasta casi perder su consistencia, que parezca que se vayan a romper al pasarlas a la sartén.
De hecho, distinguirás su punto perfecto porque tendrás que manejarlas con mucho cuidado y utilizando siempre las dos manos para que no se rompan o deshagan.
Parece poco productivo el empaparlas hasta este punto por el trabajo que dan, pero os aseguramos que el esfuerzo merecerá la pena.
El tipo y la temperatura del aceite
El aceite no puede ser ni por un momento protagonista de nuestras torrijas, así que, como para cualquier fritura dulce que preparemos, debemos elegir siempre un aceite que no de sabor y, además, alcance un punto de humo elevado.
El aceite de girasol es la opción más accesible y común para hacer las torrijas. Evita el aceite de oliva virgen por su sabor intenso.
En cuanto a la temperatura, el aceite debe estar bien caliente antes de introducir las torrijas en él. De esta manera y gracias también al rebozado de huevo batido, conseguiremos una capa exterior de toque crujiente mientras que el interior se mantenga suave como una crema.
No te excedas tampoco con el tiempo de fritura. Con un menos de un minuto por cada lado será suficiente para dorar el huevo y conseguir este resultado. Y lo mejor es que mantendrá este resultado aún al enfriarse las torrijas.