¿Se puede comer la corteza del queso?
De qué está hecha la corteza del queso

Sin dar mayores rodeos, os traemos la respuesta directa a la pregunta sobre si se puede comer la corteza del queso: Depende del tipo de queso.
La corteza del queso sirve para protegerlo de la aparición de mohos no deseados y su buena conservación, así como sirve también como una clase de escudo ante los golpes. También ayuda a la maduración del lácteo, al mismo tiempo que mantiene los niveles de humedad adecuados para cada tipo de queso.
Como os decíamos, no todas las cortezas de queso son comestibles, al igual que en algunos tipos, la experiencia mejora con la corteza incluida. Es importante saber distinguir cuáles se comen y cuáles no, más allá del sabor, para no intoxicarnos con productos no comestibles.
Una guía perfecta también si estáis pensando preparar una tabla de quesos casera estas fiestas o ¡para cualquier ocasión especial!
¿Cómo saber si la corteza del queso se puede comer?
Al igual que los tipos de quesos, sus cortezas también pueden ser de muchas variedades diferentes. Existe, de hecho, el Real Decreto 1113/2006, de 29 de septiembre, de la BOE que aprueba una serie de normas de calidad para quesos y sus recubrimientos.
Entre los más comunes encontramos los siguientes:
- Ceras, parafinas y aceites minerales especialmente autorizados para el recubrimiento
- Aceite de oliva y otros aceites de origen vegetal
- Especias (como pimentón y pimienta)
- Humo aplicado directamente en la corteza
- Hierbas aromáticas
Entre tantos, nos quedamos con el dato general de que existen dos tipos principales de tipos de cortezas de quesos: naturales y artificiales.

Cortezas de queso naturales
Las cortezas naturales, como bien indica su nombre, son tanto las que se producen de manera natural en el queso durante el proceso de maduración, como las cortezas para las que se han utilizado ingredientes naturales para recubrir, aunque puestas de manera artificial.
Cortezas de queso artificiales
Existe otro grupo de cortezas hechas con cera, parafinas, plásticos y otros elementos producto de procesos industriales. Van desde ceras que cubren, por ejemplo, los quesos de bola, hasta los plásticos de algunos tipos de quesos semicurados.
¿Cómo distingo las cortezas artificiales?
Realmente, las cortezas artificiales son fáciles de distinguir en cuanto a las naturales a simple vista.
Sus colores suelen ser mucho más intensos y brillantes, artificiales como su composición. Las más comunes son rojas o negras. Son insípidas y su forma se ve regular, incluso con patrones.
También ayuda saber cómo suelen ser las naturales para compararas. En caso de éstas, sus colores suelen ser más apagados y con un acabado mate. Son colores naturales como los tonos marrones u ocres.
¿Qué es el borde negro del queso?
Los colores de las cortezas artificiales nos ayudan también a distinguir el tipo de queso a simple vista. En marcas tan reconocidas como los quesos de García Vaquero o TGT, entre otras, suele ser usado el negro para los quesos semicurados.
De la misma manera que las naturales, estos bordes negros o cortezas ayudan a proteger el queso, así como a mantener su humedad y forma ante posibles golpes.
Como os decíamos, el negro nos indica, normalmente, que el queso es semicurado, que está hecho a partir de una mezcla de leches y ha sido madurado entre 1 y 3 meses (entre 35 y 105 días).
Otro ejemplo son los bordes rojos o anaranjados que nos indican que el queso es semicurado, pero hecho con leche de cabra.

¿Qué quesos se puede comer la corteza?
Las cortezas de tipo natural son las comestibles. Para evitar riesgos, nos debemos asegurar siempre, eso sí, de que estén bien envueltos y protegidos de agentes externos y suciedad que puedan atentar contra la seguridad alimentaria.
Comerlos es opcional, aunque vale recordad que hay tipos de quesos que, para disfrutarlos plenamente con todos sus matices de sabor, se deben comer con corteza.
Teniendo esto en cuenta, si la corteza realmente no aporta una mejora en cuanto al sabor del queso, es mejor retirarla aun siendo natural. Hay ocasiones, incluso, que la textura suele estropear la experiencia, como en el caso de los quesos muy curados, cuya corteza es tan dura que cuesta hasta masticar.
Quesos con cortezas naturales
Las cortezas naturales son aquellas que genera el propio lácteo durante la fermentación. Resultan ricas en bacterias y mohos, pero, en su mayoría, se pueden comer sin problema.
Los quesos de pasta blanda
Los quesos de pasta blanda como el rulo de cabra, el queso brie o el queso camembert son quesos que normalmente se comen corteza incluida. Su borde es blando, blanco y aterciopelado, aunque no tan cremoso como su interior. Por lo que, además de un toque de sabor más intenso, también le aporta textura.
Comer la corteza en este tipo de quesos blandos es totalmente opcional, aunque retirarla, dada su cremosidad, es algo complicado.
Quesos azules
Los quesos azules en general no tienen corteza, aunque en algunos casos, como el roquefort, puede tener una corteza blanca. Suelen adquirirse envueltos en una envoltura metálica que, obviamente, se debe retirar. Por el resto, se tratan de unos quesos que se comen enteros.

Quesos con cortezas con añadidos
Cada vez más populares, podemos encontrar quesos a los que se les ha añadido ingredientes extra y sabor a la corteza. Estos están específicamente pensados para disfrutarlos en tu totalidad, corteza incluida, ya que será, de hecho, la que le de el toque diferente en cuanto a otros quesos.
En ciertos tipos de queso, como los curados de cabra, por ejemplo, se puede recubrir la corteza con aceite de oliva, especias o hierbas. También se tratan con vinos, salmueras o ahumados. Los sabores varían mucho.
Quesos con denominación de origen
Un factor dentro de la variedad de los quesos con denominación de origen es no pueden ir recubiertos por cortezas artificiales. Este requisito para ganarse la denominación nos supone una garantía directa de que su corteza es natural y, por lo tanto, comestible.
Queso tipo Manchego
En caso de los quesos manchegos, lo mejor es retirar la corteza, pero bien se puede comer con ella.
Quesos sin corteza
Los quesos frescos como la mozzarella o el queso de Burgos no tienen corteza, por lo que no cabe lugar a duda y se comen enteros.
Quesos de los que nunca comer la corteza
Las cortezas artificiales no resultan tóxicas, pero no son comestibles. Suelen estar hechas de cera o plástico, como en los quesos de bola, y aunque no resulten un peligro para nuestra salud, desde luego que no son recomendables de ingerir. Además de que no aportan sabor al queso, ni mejoran su experiencia, al contrario.
Suelen ser quesos más industriales, como el gruyere, el gouda, el parmesano o comté.