5 errores del Nutriscore: ¿El semáforo nutricional es de fiar?

Así se manipula el Nutriscore

Nutriscore
Nutriscore

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) apunta que desde hace más de dos décadas las cifras de obesidad se han convertido en un problema de salud y en todo un reto para la sanidad pública.

Según los datos de Encuesta Europea de Salud 2020, en dicho año, más de la mitad de la población adulta española tenía exceso de peso, así como los datos se dividían en que el 16% presentaba obesidad y el 37,6 % sobrepeso. En total el 53,6% de los adultos presentaba un exceso de peso.

Este problema afecta también a la población infantil. Según los datos publicado por ALADINO, en 2019, un 40,6 % de niñas y niños de entre 6 a 9 años tenían exceso de peso, de los cuales 16% padecían obesidad.

Como medida y siendo un problema que se va lastrando desde hace ya dos décadas, en 2016 se impone la obligatoriedad de incluir la información nutricional en los alimentos. Poco después y con objeto de que fuera más accesible y sencilla la interpretación de estos datos, llega el Nutri-Score a los envases.

¿Qué es el Nutriscore?

El Nutriscore es un sistema de etiquetado nutricional frontal. No sustituye el etiquetado nutricional obligatorio situado en la parte posterior del paquete, sino que éste lo complementa con un método más visual basado en letras y colores.

Nace desde la necesidad de facilitar tanto la comprensión como el uso de la información nutricional y ayudar a los usuarios a realizar compras más saludables. Al mismo tiempo, se pretende presionar a los fabricantes a hacer mejores y más saludables productos.

El Nutriscore es el modelo de etiquetado nutricional (Front-of-pack labelling; etiquetado frontal en los alimentos) más utilizado en Europa. Como comentábamos, se trata de un sistema más visual basado en una escala de cinco colores (del verde oscuro al naranja oscuro) y cinco letras (de la A a la E).

Cómo funciona el Nutriscore
Cómo funciona el Nutriscore
  • Verdes, A y B: Nutricionalmente mejor que otros productos de su categoría.
  • Amarillo, C: Calificación intermedia.
  • Naranjas, D y E: Alto contenido de alguno o de varios de los cuatro elementos de valoración negativa.

En esta escala se refleja de manera gradual la calidad global de los alimentos etiquetados, indicando el verde y la letra A una mayor calidad nutricional y el color naranja oscuro y la letra E una menor calidad nutricional.

Cómo funciona el Nutriscore

Para determinar la calidad nutricional del producto envasado, se toman en valor la presencia de los siguientes nutrientes e ingredientes:

  • En positivo: proteínas, fibra o frutas, verduras, legumbres y frutos secos y aceite de oliva, colza o nueces.
  • En negativo: ácidos grasos saturados, los azúcares simples, la sal y una cantidad elevada de calorías.

Si os interesa cómo lo calculan y el cómo puntúa cada nutriente o valor calórico, podéis consultar el cálculo de la puntación en AESAN, donde, además, contestan una serie de preguntas frecuentes sobre el Nutriscore.

En este punto comienza el debate, ya que el que un producto tenga buena puntuación (verde A o B), no significa que realmente el alimento sea lo que se dice nutricionalmente saludable, si no que solo está haciendo referencia que su perfil nutricional el mejor o más interesante en cuanto a otros productos clasificados dentro de la misma categoría.

El Nutriscore nos crea una idea de la calidad nutricional algo distorsionada. En primer lugar, se trata de una comparación con similares. En segundo lugar, las empresas se valen de este algoritmo para reformular alimentos con menor valor nutricional haciéndolos pasar por alimentos más saludables de lo que son con una mejor valoración en el Nutriscore.

Para entender algo mejor este último punto en el que hacemos referencia a la industria, aquí van un par de ejemplos sobre dos prácticas comunes:

  • Mayor contenido de ingredientes positivos: Alimentos con más fibra, más proteínas o con frutas.
  • Reducir ingredientes de valoración negativa: Se quitan azúcares, grasas saturadas o sal para convertirlos en productos light. El «30% menos de azúcares» sube mucho positivamente su valoración.

Así visto, parece que los productos mejoran en su calidad. No obstante, nos sirve con echar un rápido vistazo a los cereales para darnos cuenta de que algo no encaja.

Valoración de Nustriscore a cereales de chocolate, jamón ibérico y aceite de oliva
Valoración de Nustriscore a cereales de chocolate, jamón ibérico y aceite de oliva

Chocapic Nutriscore

El caso de los cereales Chocapic es uno de los más populares y que resuena mucho en redes. ¿Cómo puede ser que los cereales Chocapic estén valorados con una A y el color verde oscuro en el Nutriscore?

Es más, los cercales Chocapic (A) están catalogados como más saludables que el aceite de oliva (D) y el jamón ibérico (E). La dieta mediterránea sale más bien mal parada con este sistema al no diferenciar las grasas saludables de las malas.

En un estudio realizado sobre el etiquetado de los ultraprocesados en el año 2019, ya se publicaba el dato sobre que el 40% de los productos valorados como A o B en Nutriscore eran realmente alimentos ultraprocesados no recomendables.

El problema de los cereales, en concreto, viene con el hecho de que este sistema no diferencia entre los azúcares propios del alimento, azúcares libres o azúcares añadidos, entre otros.

Errores del Nutriscore

En 2020, se publicaba una investigación en de Journal of Human Nutrition and Dietetics en la que ya se lanzaba la alerta sobre este sistema y cómo reducir la cantidad de azúcar en los alimentos podría manipular de forma no real el etiquetado.

Recuerda estos errores comunes que cometemos con el Nutriscore y cómo nos puede manipular la percepción de los alimentos, tanto en positivo como en negativo:

  • No diferencia entre grasas saludables y no saludables. Si un alimento en alto en grasas automáticamente se traduce en una mala nota. Por ejemplo: aceite de oliva (D), chocolate de más de 75% (C o D) y el cacao puro (D) o el cacao instantáneo (B).
  • No diferencia entre los azúcares propios del alimento, azúcares libres o azúcares añadidos . Por ejemplo: los cereales de desayuno azucarados valorados con una A o B.
  • No diferencia entre alimentos integrales y refinados o blancos. Se reduce a valorar los azúcares que tiene el alimento sin tener en cuenta la fibra.
  • Toma como referencia 100 gramos del alimento sin distinguir el tipo. Hay alimentos que tomamos mucho menos cantidad, como es el aceite o el chocolate, y en otros que podemos llegar a tomar igual o más cantidad en una sola comida.
  • No diferencia el tipo de cocina. Por ejemplo: Rebozados industriales valorados como A o B sin tener en cuenta que se freirán para comerlos.
Comparación de Nutriscore entre pizzas
Comparación de Nutriscore entre pizzas

Y recuerda siempre que:

  • El etiquetado de Nutriscore no es una imposición legal, es una decisión estratégica corporativa, por lo que los intereses juegan un mayor papel.
  • Este sistema se basa en la comparación de productos similares: pizzas con pizzas o zumos con zumos. Destaca lo mejor en cuanto a su categoría y no se trata de una valoración positiva como recomendación de consumo frecuente.
  • No te olvides de mirar el listado de ingredientes y la tabla nutricional en la parte de atrás del envase para hacerte una idea real y valorar su calidad objetivamente.

No te dejes llevar por el impulso de pensar que los productos con el Nutriscore son mejores que los que no lo llevan. De hecho, los productos frescos están exentos de levarlo siendo mucho más recomendables.

¿Es obligatorio el Nutriscore en España?

El etiquetado frontal de Nutriscore es voluntario, ningún fabricante tiene obligación de incorporarlo. Además, solo se incluye en productos envasados y no en los frescos.

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