Ya sea verano, invierno, otoño o primavera, ¡una cervecita con amigos qué bien entra siempre! Con el sabor del cereal y servida bien fresquita, en botellín o en vaso con su buena capa de espuma, la cerveza es una de las bebidas más representativas del ocio de nuestro País.
Bien fría después de un día de playa o en una tarde-noche de terraceo, ahora nos entra una duda... ¿cuánto engorda una cerveza? ¿Es real el mito de la tripa cervecera?
Descubre cuánto de cierto hay en este mito y entre todas, cuál es la cerveza más saludable.
¿Cuántas calorías tiene una cerveza y cómo puede afectar a tu dieta?
La cerveza está en gran parte compuesta por agua y es ésta la que ingerimos en su mayoría al tomarnos una cerveza. Las calorías las aportan los hidratos de carbono de los cereales con los que son elaboradas las cervezas, así como las que son propios del alcohol.
Sacando esta bebida en comparativa con los azucaradas, su contenido calórico no es alto. Además, ¡una cerveza no contiene grasa!
Y ahora a lo que verdaderamente interesa, ¿cuántas calorías tiene la cerveza? Para hacernos a la idea, un vaso de cerveza de unos 250 ml. suponen unas 90 kcal aproximadamente. Con un vaso de caña, estaríamos hablando de unas 70 calorías, mientras que un tercio de 33 cl. nos aportaría alrededor de unas 150 kcal.
Esto, claro, como medidas generales que pueden cambiar ligeramente dependiendo del tipo de cerveza que consumamos. Cerveza rubia, artesana, negra, tostada...
Dado a que su aporte calórico no es excesivamente alto, podemos afirmar que tomar de vez en cuando una cerveza, de manera esporádica, cuando mantenemos una dieta equilibrada no tiene porque suponer una subida de peso, pero esto siempre ¡bajo algunos matices!
El consumo excesivo de cerveza puede llevar al aumento de peso
La cerveza en sí no engorda demasiado al no suponer una gran cantidad de calorías, el problema viene cuando vamos sumándolas y en lugar de una, ya son dos, tres o más cervezas las que hemos tomado. En este caso tan común, además, acabamos acompañándolas por unas patatas fritas, aceitunas o alguna de estas tapas populares que tanto nos gustan. En total, el resultado puede ser excesivo y algo elevado y es aquí cuando hablamos de que la cerveza engorda, por el contexto que suele acompañarla.
Además, debemos tener siempre presente que las calorías de la cerveza (y todas en general) no nos afectan a todos por igual. Es decir, siempre debemos encontrar un equilibrio entre las calorías que ingerimos y las que gastamos.
Dicho esto, no es lo mismo y será diferente para con nuestro cuerpo si nos tomamos una cerveza tras un buen paseo o una sesión de gimnasio, que si nos la tomamos tras estar tumbados durante horas en el sofá o en la playa. Dentro de una vida sedentaria, el consumo de la cerveza se traducirá en un mayor aumento de peso.
¿Qué tipo de cerveza tomar para no subir de peso?
Para los amantes de la cerveza, seguramente esta respuesta no sea la que más os guste, pero la mejor cerveza para tomar y evitar subir de peso es: la cerveza sin alcohol.
Las cervezas sin o 0,0 son las que menos calorías aportan, teniendo incluso la mitad y tres veces menos calorías (17 kcal/100ml sin alcohol) que una cerveza con alcohol. Con los años, su sabor ha ido mejorando mucho llegando a ser idéntica a la de la bebida original, pero sin alcohol, que es precisamente lo que hace que si contenido calórico disminuya.
Las calorías que nos aporta el alcohol son las que llamamos calorías vacías, ya que no nos aportan ningún nutriente. Todas estas calorías vacías van implícitas en las cervezas con alcohol e, incluso, en las cervezas sin, que, aun teniendo unas cantidades mínimas, trazas de hecho, contienen alcohol por el propio proceso de fermentación a la que se someten para su elaboración.
A pesar de ello, la cerveza no es una bebida, contenga alcohol o no, con una cantidad alarmante de calorías que cuesten eliminar con ejercicio. Una persona adulta, sin obesidad o algún tipo de enfermedad en concreto que le impida su consumo, puede disfrutar de una cerveza de forma esporádica sin mayores consecuencias.
De hecho, os sorprenderá saber que, gracias a estar hecha con cebada, lúpulo, malta y levadura, junto con su alto contenido de agua, puede aportarnos hasta beneficios como un efecto diurético, su contenido de minerales como el calcio, el fósforo y el magnesio que cuidan nuestra masa ósea, el ácido fólico esencial para la generación de glóbulos rojos...
Pero esto siempre dentro de un consumo moderado y como parte de una dieta equilibrada, dejando de lado por un momento los efectos nocivos del alcohol para nuestro cuerpo y salud mental.