Solomillo al roquefort, muy jugoso con salsa de queso

El solomillo al roquefort es un plato ideal para lucirse con muy poco esfuerzo. La clave está en su deliciosa salsa de queso roquefort, de sabor intenso, perfecta para mojar unas patatas fritas o acompañar con pan.
El solomillo de cerdo, una de las partes más tiernas de este animal, es una carne que no requiere mucha cocción, lo que convierte este plato en una opción rápida y sabrosa para cualquier ocasión.
Si buscas un toque aún más especial, puedes optar por un solomillo de ternera, que aporta un sabor más delicado y sofisticado. Así lo utilizamos tanto en la receta de solomillo con salsa de champiñones, como en el clásico de Navidad, el solomillo Wellington.
Y para los amantes del cerdo, el solomillo ibérico es una opción perfecta, aún más jugoso y lleno de sabor. Sea cual sea tu elección, este plato es una apuesta segura para sorprender a tus invitados sin complicarte demasiado en la cocina.
Índice de contenidos
Ingredientes

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500 gramos de solomillo de cerdo
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80 gramos de queso roquefort
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300 mililitros de nata para cocinar
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200 mililitros de caldo de carne o caldo de pollo
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1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
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sal
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pimienta negra molida
Raciones
3
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
10 m
Cocinado
15 m
Tiempo total
25 m
Informacion nutricional
Valor nutricional (*por ración)
Cantidad | % | |
---|---|---|
Energía | 751,69 kcal | 37,58% |
Proteína | 38,84 g | 51,79% |
Hidratos de carbono | 2,40 g | 0,87% |
Azúcares | 2,4 g | 4,8% |
Grasa total | 55,27 g | 70,72% |
Grasa saturada | 33,41 g | 182,77% |
Grasa polisaturada | 3,4 g | 30,91% |
Grasa monosaturada | 21,14 g | 48,05% |
Colesterol | 258,8 mg | 86,27% |
Sal | 2,2 g | 44% |
Sodio | 0,58 g | 0,03% |
Calcio | 176,86 mg | 14,74% |
Yodo | 4,08 mcg | 2,72% |
Hierro (hombres) | 2,54 mg | 25,4% |
Hierro (mujeres) | 2,54 mg | 14,11% |
Alérgenos

Paso a paso
Comienza limpiando un solomillo de cerdo de unos 500 g, retirando cualquier exceso de grasa. Corta el solomillo en medallones de unos 2 cm de grosor. Añade sal y pimienta negra recién molida por ambos lados, asegurándote de que se distribuyan de manera uniforme.
Calienta una sartén grande con 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra. Cuando el aceite esté bien caliente, sella los medallones de solomillo a fuego alto, dorándolos por ambos lados hasta que tengan un color atractivo. Una vez sellados, retíralos de la sartén y resérvalos en un plato mientras preparas la salsa.
En la misma sartén donde sellaste los medallones, añade 300 ml de nata para cocinar y 200 ml de caldo de carne o pollo. Incorpora 80 g de queso roquefort desmenuzado y cocina a fuego medio, removiendo hasta que el queso se derrita por completo y la salsa se vuelva homogénea y cremosa.
Devuelve los medallones de solomillo a la sartén, sumergiéndolos en la salsa. Cocina a fuego medio durante 2 minutos más, permitiendo que la carne absorba el sabor de la salsa sin perder su jugosidad.
El resultado será un solomillo tierno y bien impregnado de la salsa de roquefort. Mientras se hace la salsa, puedes freír unas patatas para acompañar y servir el plato recién hecho.
Limpia el solomillo y corta en medallones de 2 cm de grosor. Salpimienta por ambos lados. Calienta el aceite en una sartén grande y sella el solomillo a fuego alto por ambos lados. Retira y reserva.

En la misma sartén, agrega la nata, el caldo y el queso desmenuzado. Cocina a fuego medio removiendo hasta fundir el queso.

Sumerge los medallones en la salsa y cocina 2 minutos a fuego medio.

Sirve el solomillo de roquefort recién hecho acompañado, opcionalmente, con unas patatas fritas.

Consejos y trucos
Para hacer una salsa más rica, comienza pochando cebolla o chalota finamente picada. Esto le dará una base dulce y suave que contrastará con el sabor intenso del roquefort, logrando una salsa más equilibrada.
Antes de añadir el queso y la nata o leche, desglasa la sartén con un poco de vino blanco o brandy y deja que se reduzca. Esto añadirá un fondo aromático y una complejidad extra a la salsa.
Para obtener una carne jugosa, sella bien los solomillos a fuego alto antes de hacer la salsa. Esto ayudará a que mantengan todos sus jugos y les dará un exterior dorado y apetitoso.