¿Qué diferencia hay entre nata líquida y nata para montar?
Qué tipos de nata hay

Para postres o para salsas, para bizcochos o para platos de pasta... ¿Qué nata se utiliza en cada receta? ¿Vale cualquier tipo de nata para postres o salados? ¿Qué diferencia hay entre la nata líquida y la nata para montar?
La nata, crema o gordura de leche, como también es conocida, es un producto lácteo de consistencia grasa. Es rica, de hecho, en materia grasa (MG) obtenida de la leche, aunque se caracteriza por un contenido mínimo de materias grasas lácteas (10%).
Se trata de un ingrediente muy valorado en muchas gastronomías que destaca también por su tonalidad blanca o ligeramente amarillenta. Distinguimos popularmente un color por dicha tonalidad: color crema. Su sabor suave y su versatilidad permiten hacer una gran variedad de recetas con ella, tanto dulces como saladas.
Se obtiene a partir de la leche cruda, tras un proceso de desnatado que permite separar la parte grasa o la nata, de la leche o parte magra. Una vez separada, recibe un tratamiento térmico según el tipo de nata que se quiera obtener de ella. Se diferencian así en primera instancia la nata UHT, la pasteurizada y la esterilizada.
Tipos de nata y sus usos
Los diferentes tipos de nata son clasificados en función de su origen, el proceso de elaboración a los que se someten o su composición.
Para no entrar en demasiados tecnicismos, ya que consideramos que lo que realmente nos interesa en este momento es saber escoger bien cada tipo de nata para cada tipo de plato, ¡vamos a hacerlo muy sencillo!
A continuación, os explicamos qué tipos de nata existen y para qué sirven cada uno de ellos. Los hemos ordenado de menor a mayor según su contenido de materia grasa (MG), un criterio que determina para qué se utiliza cada una de ellas.
Nata UHT o nata para cocinar (18-20% MG)
La más común para cocinar por su cremosidad y fluidez, este tipo de nata pasa por un proceso de ultra alta temperatura (UHT). Éste la hace higiénicamente segura al inactivar la carga bacteriana presente en este alimento y prolonga así también su vida útil.
La nata UHT se utiliza principalmente para cocinar salsas, cremas y gratinados al aguantar bien las altas temperaturas. No obstante, su bajo porcentaje de materia grasa no la hace adecuada para montar.
Es el tipo de nata que utilizamos, por ejemplo, en la receta de tagliatelle con salmón ahumado y nata.

Nata ligera o delgada (12-30% MG)
Existen tres catalogaciones según el contenido de materia grasa de la nata: la nata doble (50% MG), la nata (30-50% MG) y la nata ligera (12-30% MG).
En caso de la nata ligera, como bien nos indica su nombre, se trata de la nata con menor porcentaje de materia grasa. Se obtiene separando una menor cantidad de grasa de la leche, lo que hace que su contenido calórico sea menor también.
Esta característica la hace inadecuada para montar, pero si que es muy útil para aportar cremosidad a recetas como sopas y cremas. Es el tipo de nata que agregamos a la crema de calabaza, por ejemplo.
Nata fresca o Crème Fraîche (30-40% MG)
La nata fresca es más parecida a una crema de leche para untar con un mayor porcentaje de materia grasa. Su textura es más espesa y su sabor más ácido que el resto de las natas al conseguirse a través de la fermentación láctica de la misma nata.
Se puede utilizar al natural como acompañamiento de frutas u otros postres o incluirla en recetas cocinadas para aportar textura y cuerpo a salsas y cremas. Es un poco más difícil de cocinar que la nata UHT al no soportar las altas temperaturas igual y ser más fácil de cortarse a su exposición.
En Cocinatis la hemos utilizado en recetas tan diferentes como la salsa de los mejillones a la crema, mucho más cremosa e irresistible gracias a este tipo de nata; la receta francesa de tartiflette que mejor os dejamos descubrirla vosotras mismas y como relleno de las patatas a la brasa, donde su sabor ligeramente ácido será tan protagonista como su textura.

Nata para montar (35-40% MG)
La nata para montar se diferencia tanto por su mayor porcentaje de MG, como por, a pesar de ser líquida, tener una textura algo más espesa que la de cocinar.
Como bien indica su nombre, este tipo de nata será la que utilizaremos para montar y hacer postres. Perfecta para hacer tartas frías, como la tarta de queso sin horno, o dulces al horno como el bizcocho de nata, su versatilidad también es sorprendente.
En caso de querer montarla, os recomendamos echar un vistazo a nuestra receta sobre cómo montar nata. Os dejamos con pequeños trucos y consejos, como el que el bol esté tan frío como la nata de nevera, para conseguir un resultado más aireado.

Nata espesa o doble (mínimo 50% MG)
La nata espesa destaca por un ser un tipo de nata con cuerpo que puede utilizarse tanto para cocinar, como para montar. Aunque no es la más recomendable para esto último, podemos verla, por ejemplo, en coberturas de tartas.
Se utiliza principalmente en en recetas que requieran una mayor cantidad de grasa para una textura más densa y cremosa todavía. Lo más común es verla en elaboraciones de salsas cocinadas a fuego lento.
Nata en polvo (mínimo 65% MG lácteas)
No tan popular como el resto de las natas, este tipo se trata de una nata pasteurizada, deshidratada y pulverizada para hacer un producto seco con ella. Dado su formato, es la que más duradera contando con un largo tiempo de conservación.
Al presentarse en polvo, este tipo de nata no cuenta con más del 5% de agua en cualquiera de los subtipos que encontramos dentro de ésta. La más común contiene un mínimo del 65% de materia grasa láctea, mientras que la nata ligera en polvo disminuye esta cantidad al 50-55%.
Puede utilizarse tanto en postres, como sustituto de la nata líquida. Lo importante es seguir las indicaciones del paquete de nata en polvo para prepararla bien antes de su uso. Normalmente, es tan sencillo como disolverla en leche y batir.

¿Cuál es la mejor nata para montar?
Como habéis podido observar, a pesar de tener un tipo de nata la especialización de montar es su propio nombre, a partir de un porcentaje de MG podríamos hacerlo también con el resto, aun sin ser lo más recomendable a menos que busquemos una textura en concreto más densa.
El mínimo de materia grasa que debe contener una nata para montar es del 32%, no obstante, siempre es mejor optar por las marcas que indican igual o mayor cantidad de 35% de MG. El ideal, de hecho, sería un 38%.