Receta tradicional
Consomé
Descubre cómo hacer un consomé casero con todo el sabor de la cocina tradicional
El consomé es un caldo casero claro y aromático, ligero pero muy nutritivo, ideal para tomar en un día frío porque reconforta y sienta de maravilla.
Se prepara con una base de carnes y verduras, aunque también puede hacerse con pescado o ave. El de carne, que es el que hemos hecho, necesita cocinarse a fuego muy lento durante al menos tres horas para que extraiga todo el sabor. Una vez hecho y colado, se deja enfriar y se retira la capa de grasa que queda en la superficie. Después, si se quiere que quede aún más claro, se puede clarificar con unas claras de huevo.
Se toma muy caliente y resulta perfecto para abrir el apetito o simplemente disfrutar de algo sencillo, limpio y lleno de sabor.
Índice de contenidos
Ingredientes
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1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
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200 gramos de hueso de rodilla de ternera
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200 gramos de espinazo de ternera
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250 gramos de gallina
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200 gramos de hueso de jamón
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2 puerros
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2 zanahorias
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1 rama de apio
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1 nabo
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1 manojo de perejil
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2.5 litros de agua
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3 huevos
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sal
Raciones
8
Coste
Bajo
Dificultad
Fácil
Preparación
10 m
Cocinado
4 h
Tiempo total
4 h 10 m
Alérgenos
Apio
Huevos
Paso a paso
Comienza a preparar el consomé vertiendo en una olla una cucharada de aceite de oliva virgen extra. Calienta el aceite y tuesta en él 200 g de hueso de rodilla de ternera, 200 g de espinazo de ternera, 250 g de gallina y 200 g de hueso de jamón. Este paso ayudará a potenciar el sabor del caldo.
Añade a la olla 2 puerros limpios, 2 zanahorias peladas y cortadas en trozos grandes, 1 rama de apio, 1 nabo pelado y 1 manojo de perejil.
Cubre las carnes y las verduras con 2,5 litros de agua y deja cocer a fuego lento, con la olla tapada, durante un mínimo de 3 horas.
Durante la cocción, retira con una espumadera la espuma o las impurezas que vayan apareciendo en la superficie.
Una vez transcurrido el tiempo de cocción, retira la olla del fuego y deja que el caldo se enfríe. Cuélalo con un colador y guárdalo en el refrigerador durante al menos 12 horas.
Cuando el caldo esté frío, retira la capa de grasa que se haya formado en la superficie.
Vuelve a calentar el caldo a fuego lento. Añade 3 claras de huevo y deja cocinar durante 15 minutos. Este proceso ayudará a clarificar el consomé, ya que las claras absorberán las impurezas.
Por último, cuela el caldo nuevamente, esta vez a través de una gasa, para obtener un consomé limpio, transparente y listo para servir.
Sirve el consomé muy caliente en tazas o cuencos pequeños. Puedes añadir unos daditos de jamón, unas hojitas de perejil fresco o unas gotitas de jerez para darle un toque más aromático y elegante.
Consejos y trucos
El consomé es un caldo limpio, fino y delicado, por lo que requiere cuidados especiales durante su elaboración. Es importante despumar con frecuencia mientras hierve para eliminar las impurezas, clarificarlo con claras de huevo para conseguir transparencia y dejarlo enfriar al final, de modo que la grasa suba a la superficie y pueda retirarse fácilmente.
Una vez hecho, se puede congelar sin problema. Una forma muy práctica es verterlo en cubiteras, así obtendrás pequeños cubos de sabor concentrado que podrás añadir directamente a guisos, salsas o arroces para realzar su sabor.
El consomé puede servirse solo, bien caliente, en taza o cuenco, como un caldo reconfortante para beber. También es tradicional acompañarlo con una yema de huevo cruda, que se mezcla justo antes de tomarlo, o con un chorrito de vino de Jerez, una costumbre muy típica que aporta un aroma y un sabor más intensos.
Como el consomé requiere varias horas de cocción lenta para desarrollar todo su sabor, lo ideal es preparar una buena cantidad de una sola vez. Así podrás guardarlo o congelarlo en porciones para futuras preparaciones y aprovechar mejor el tiempo invertido.
Si no dispones de mucho tiempo, también se puede elaborar en olla a presión. En unos 45 minutos tendrás un caldo sabroso que, una vez filtrado y clarificado, ofrecerá un resultado excelente.
La selección de carnes y verduras puede variar según tus gustos o los ingredientes que tengas a mano. Además de las carnes tradicionales como la ternera, la gallina o el jamón, se pueden usar pollo, pavo o huesos de cerdo. Entre las verduras más habituales están el puerro, la zanahoria, el apio y el nabo, aunque las proporciones se pueden ajustar para obtener matices distintos en cada preparación.