Meriendas y merendolas
Una saludable costumbre que nos transporta a nuestra infancia
Las meriendas han sido y son una parte importante de la alimentación y la cultura en diferentes épocas y regiones. La palabra merienda procede del latín merenda, que a su vez deriva de merere que significa merecer. Está claro que la merienda es algo que hay que ganarse y de hecho este término se refería originalmente a la comida que se les daba a los soldados al finalizar su servicio. Curioso, ¿verdad?
Con el tiempo, el significado de merienda evolucionó a una comida ligera que se toma entre el almuerzo y la cena. Ya durante la Edad Media, se merendaba en Europa, las meriendas se conocían como colaciones y generalmente consistían en pan, queso y frutas.
Meriendas del mundo
La palabra merienda existe en las distintas lenguas y aunque cada una tiene sus alimentos y características propias lo cierto es que la globalización también ha llegado a esta comida y las meriendas cada vez resultan más uniformes y monótonas. Snack en inglés, Gouter en francés, Lanche en portugués o Merenda en italiano, recordando el origen latino de la palabra sirven para designar esa comida de la tarde que además, suele ir acompañada de una (merecida) pausa en nuestra actividad para recargar energías hasta la cena.
La tradición de merendar está bastante arraiga en casi todas las culturas y en algunas resulta hasta un símbolo nacional como ocurre con el famoso té inglés de las five o'clock. En el Reino Unido, la hora del té es una tradición importante que se remonta al siglo XIX y se atribuye a la Duquesa de Bedford. Parece ser que la aristócrata pasaba hambre entre el temprano almuerzo y la cena por lo que comenzó a solicitar al servicio algo para picar a media tarde, especialmente cuando recibía visita. La costumbre pronto se instaló entre la alta sociedad.
La merienda típica inglesa puede incluir té o café, sándwiches de pepino, pastelitos como los scones con mermelada y crema, y diversas galletas. Con la llegada de la industrialización el té de las 5 se retrasó hasta después de la jornada laboral entre la clase trabajadora y se volvió más consistente, incorporando platos de carne o pescado, en lo que se conoce como el high tea.
En algunas culturas, como la española, es común especialmente entre los más pequeños, merendar un bocadillo o fruta o, en el caso de los mayores, un café con leche con un trozo de bizcocho o un pincho.
En otros países como Argentina se toma el imprescindible mate (una infusión de la hierba del mismo nombre) con bizcochitos o las famosas galletas Pepas, que acompañan a menudo al café con leche, y las facturas, unos dulces típicos argentinos. Existen muchos tipos de facturas, desde las rellenas de dulce de leche hasta otras más ligeras.
En México, las meriendas suelen ser a base de café con leche y dulce pero también pueden ser tipo botanas, pequeñas porciones (a modo de tapas) que se consumen en reuniones informales en casa o en un bar, en muchos casos acompañadas de cerveza. Los picoteos conocidos como antojitos, que suelen tomarse de aperitivo, pueden también ser una excelente merienda y ocasión para disfrutar de deliciosos tacos o quesadillas en puestos callejeros.
Meriendas infantiles y merendolas
Pero los grandes protagonistas de las meriendas son sin duda los niños. Probablemente recuerdes con cariño y nostalgia aquellas meriendas infantiles de las que disfrutabas al salir del cole, a menudo a base de un sándwich o bocadillo, un lácteo y una pieza de fruta. Una merienda completa para reponer fuerzas jugando con los amigos o viendo los dibujos en casa (Phineas y Ferb o La banda del patio por ejemplo), antes de ponerse a hacer los deberes...
También están, por supuesto, las meriendas de cumpleaños, un acontecimiento social que incluye comida de picoteo, regalos y algún que otro juego y en las que no puede faltar la Tarta de cumpleaños. Organizar una fiesta de celebración infantil puede traer de cabeza a los adultos pero hay que tener en cuenta que suele ser uno de los días más esperados por los pequeños de la casa.
Las meriendas infantiles son todo un reto, deben ser saludables y a la vez apetecibles para los más pequeños. Tienen que adaptarse, además de a la edad, a la época del año porque no es lo mismo merendar en invierno que hacerlo en verano, época en la que a todos nos gusta tomar algo más refrescante a media tarde. Además, podemos elegir opciones de merienda para llevar al campo, playa o piscina...las meriendas son todo un mundo por descubrir.
Pero si hay un acontecimiento veraniego relacionado con las meriendas son las merendolas. Las merendolas son aquellas meriendas con excursión incluida que todos hemos hecho en verano cuando éramos niños y que, a menudo, significaban nuestro primer contacto con el mundo culinario. Siempre había alguno que sabía hacer la receta que era más o menos difícil dependiendo de la edad. Se trataba de coger los bártulos e irse al monte, campa o playa (lejos, eso sí, de la vigilante mirada de padres y otros adultos) y desplegar todo nuestro conocimiento gastronómico que solía ser nulo. Una sensación de libertad e independencia lo invadía todo. La merendola era un acto de hermanamiento veraniego como pocos que te unía con tus amigos hasta la eternidad. En el nivel más básico consistía en patatas fritas, chuches, un bocadillo y algo de fruta.
El nivel más avanzado solía ser una chocolatada, bien a base de leche chocolateada ya preparada o de hacer el chocolate en toda regla. Esto último requería un fuego y era para niños más mayores por el riesgo que implicaba. Había que picar las tabletas de chocolate de hacer, que previamente habíamos ido a comprar el la tienda del pueblo, y añadirlas a un cazo con leche caliente, removiendo hasta que se derritiera. Este chocolate se solía tomar con bizcochos y aunque hiciera 40 grados, entraba de maravilla. Luego había que recoger y trasladar los utensilios sucios hasta casa a no ser que hubiera cerca una fuente. De no ser así era muy importante llevar botellas de agua, lo aprendías a la segunda o tercera chocolatada, no solo por el reseco que te dejaba el chocolate en agosto sino porque había que apagar bien la fogata. En la actualidad está prohibido totalmente hacer fuego fuera de las zonas habilitadas para ello y siempre supervisado por una persona responsable...no es broma el riesgo de incendio que supone.
El nivel experto era la tortilla de patatas que repetíamos verano tras verano sin llegar nunca a conseguir la textura y sabor de la de nuestras madres. Había que llevar las patatas, los huevos, aceite y sal. Siempre surgía la duda de hacerla con o sin cebolla: ganaba siempre esta última opción. Cuando volvías a casa y te preguntaban cómo te había ido, contestabas que estaba buenísima (aunque se te hubiera quemado) y te sentías tan mayor e independiente que te daban ganas de hacerte chef profesional. Eso sí, nunca preparabas la tortilla en casa (ni ayudabas), ni tampoco solías fregar lo que traías sucio, eso dependía de lo que te dijera tu madre. Ella era la que normalmente revisaba si traías todo lo que te habías llevado y recuerdo un día de merendola en el que mi vecino había olvidado en la campa un cuchillito de los de untar margarina (eran de regalo) y tuvo que volver a buscarlo. Fuimos todos claro, porque en las merendolas como en las hermandades más antiguas, los lazos de fraternidad eran para lo bueno pero también para lo malo.